
"Sabíamos que la superficie estaba resbaladiza por la humedad y lo tuvimos en cuenta", declaraba a La Gazzetta dello Sport. "Tras perder el control, el coche impactó contra un guardarraíl y salió despedido hacia otro, que atravesó el coche por completo y de inmediato supe que el golpe había sido serio. Robert tenía una magulladura debajo del ojo a consecuencia de impactar contra el volante. Él no podía moverse, y yo salí por la ventana porque la puerta estaba atrancada".
"La ambulancia llegó enseguida y después llegaron los bomberos, que tardaron en extraer a Robert del coche alrededor de media hora. El primer equipo no tenía materiales para la extracción y tuvieron que esperar al segundo. Después, el helicóptero no podía aterrizar en el mismo lugar del accidente y tuvo que ser trasladado hasta él, lo cual le hizo perder más tiempo".
"Los coches de rallye no tienen casi protección en la parte frontal, y es algo a lo que la Federación -FIA- debería prestar atención, porque no es la primera vez que ocurre un accidente semejante".
Sobre las investigaciones abiertas para discernir si se trató de un error del piloto o del coche, el copiloto daba a entender que en una competición no hay que buscar culpables en un accidente: "En una carrera intentas ir tan rápido como puedes. Robert es el tipo de persona fría, que tiene la mente un paso por delante y que es preciso, rápido y limpio, un piloto completo".